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PROYECTO ESFERA -  CURSO 23-24

“Presente y futuro digno para las niñas y adolescentes  indígenas en Tucurú”

 

SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y UBICACIÓN DEL PROYECTO

El internado San Vicente de Paúl se encuentra en la localidad de Tucurú, Alta Verapaz, Guatemala.

CONTEXTO

POBLACIÓN BENEFICIARIA

Beneficiarias directas:

Niñas/ jóvenes mujeres pertenecientes a la etnia quekchi, provenientes de las siguientes comunidades indígenas de Alta Verapaz

Beneficiarios indirectos:

190 familiares de las niñas beneficiarias directas.

 

OBJETIVO GENERAL

Contribuir a promover los derechos de la mujer indígena en las comunidades de Alta Verapaz

 

OBJETIVO ESPECÍFICO

Niñas y jóvenes indígenas de familias especialmente vulnerables son apoyadas para su progreso académico y su desarrollo personal en Tucurú.

 

JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO

La existencia del internado permite a las niñas centrarse en sus estudios y continuar con su educación más allá de la primaria. Pero su papel es mucho más importante en sociedades como la indígena, en la que, a pesar de estar prohibido por ley, siguen existiendo matrimonios forzosos a edades tempranas.

Según datos de UNICEF, los matrimonios o uniones en la niñez y adolescencia aumentan el riesgo de abandono de la escuela, de tener embarazos en la adolescencia (de alto riesgo para la salud tanto de

la madre como la del recién nacido) y de interrumpir el desarrollo psicológico, emocional y laboral de las y los adolescentes.

Los datos del censo mostraron que en 2018 el porcentaje de niños y adolescentes casados, unidos, separados o viudos en San Miguel Tucurú se situaba en 5.1 %, que representaba 1 900 niños y niñas en ese año.

El mismo censo indicaba que un 20.7 % de las adolescentes entre 15 y 19 años del municipio de San Miguel Tucurú declaró tener al menos un hijo.

Este porcentaje es mayor a la cifra nacional de 13.1 %. En ese año, más de 600 adolescentes entre 15 y 19 años ya eran madres.

Las niñas llegan al internado al culminar el nivel primario, para continuar la secundaria y especializarse en alguna profesión.

Las familias para ello aportan, cuando pueden, 36$ mensuales y, si cultivan maíz y frijol, aportan para el uso directo de sus hijas, pero con todo, la alimentación que se les brinda es de poca calidad nutritiva, a base de frijoles, arroz y tortilla.

Los precios de los alimentos se han encarecido y son de por sí más caros en la zona de intervención, por lo que las niñas – chicas jóvenes apenas tienen productos como queso, leche, carne o frutas en su menú habitual.

Efectivamente, tras más de 30 años de servicio, hay algunas instalaciones que requieren reparaciones mayores, y algunas cambiar su estructura, para hacerla más acogedoras y adecuadas para el servicio que se presta, (como por ejemplo los dormitorios, que cuentan con muy poca ventilación e iluminación). La actual cocina de leña que se utiliza para elaborar los alimentos, por ser una zona de clima cálido hay temporadas que es casi imposible utilizarla. También el área de lavandería está en mal estado y requiere de reparación.

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