El proyecto surge ante la necesidad sociocultural de inculcar los valores ecológicos y cívicos en el alumnado que demanda la sociedad actual. Desde el siglo pasado numerosos movimientos y asociaciones (movimiento Hippie, Greenpeace, movimientos ecologistas, naturalistas, conservacionistas…) ya se dedicaban a concienciar al respecto de la importancia y necesidad de gestionar mejor los residuos que generamos en nuestro día a día, la importancia de cambiar nuestro modelo socioeconómico lineal hacia un modelo de economía circular y la urgencia de hacer frente al cambio climático.
Al margen de movimientos radicales y de la eco-ansiedad que se está dando hoy en día, el proyecto busca conseguir los ODS 11, 12, 13, 14, 15 con el sencillo gesto de saber separar los residuos correctamente en clase e intentar generar un residuo 0 en el patio del colegio y en las salidas escolares. Los objetivos son: 11 Ciudades y comunidades sostenibles, 12 Producción y consumo responsable, 13 Acción por el clima, 14 Vida submarina, 15 Vida de ecosistemas terrestres.
Vivimos en un planeta gravemente contaminado por los plásticos. Ya se han encontrado microplásticos en una infinidad de organismos y recientemente se han encontrado en la leche materna. Para intentar ser parte de la solución del problema, este proyecto debe tomarse en serio y que toda la comunidad educativa participe.
Además, se va a fomentar el consumo de productos locales y la concienciación de la huerta autóctona con los huertos escolares y la producción de compost a partir de residuos alimenticios de los propios alumnos en los patios.
Para poder poner culmen del proyecto, se propone la fecha del 26 de enero, día de la educación ambiental, en donde se hará una entrega de premios para las clases más concienciadas.